PARROQUIALES

18 octubre, 2009

ORACION DE INTERCESIÓN

P. José Romero
Capacitación del 15-10-2009


El Padre comenzó relatando su experiencia personal de grupo de intercesión en su Parroquia de Asunción de la Virgen. En este momento tiene un grupo de intercesión que se reúne a las 20. Tuvieron que adaptar el horario (debido a las quejas de los vecinos), ya que al principio se reunían de 4 a 6 de la mañana. Es importante en el marco de la intercesión, el sacrificio, el ayuno.
Oran con un mapa de la República Argentina, también con el globo terráqueo, un mapa del territorio parroquial. Imponen las manos intercediendo sobre ellos. Suelen comprar el diario y orar para que las malas noticias se transformen en buenas noticias. En el tiempo de oración se entretejen cantos, lectura de la Palabra y mucha alabanza.

El máximo intercesor de toda la historia fue Jesucristo. Moisés también fue un gran intercesor.
Ex 17, 8-13
Después vinieron los amalecitas y atacaron a Israel en Refidim. Moisés dijo a Josué: “Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a combatir contra Amalec. Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo en mi mano el bastón de Dios”. Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y fue a combatir contra los amalecitas. Entretanto, Moisés, Aarón y Jur habían subido a la cima del monte. Y mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel; pero cuando los dejaba caer, prevalecía Amalec. Como Moisés tenía los brazos muy cansados, ellos tomaron una piedra y la pusieron donde él estaba. Moisés se sentó sobre la piedra, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así sus brazos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol. De esa manera, Josué derrotó a Amalec y a sus tropas al filo de la espada.

La intercesión es un “combate” contra Dios, una lucha entre palabras y actos.
Yo estaré de pie sobre la cima del monte: El monte es signo de elevación, es una oración elevada.
Tiene en su mano el bastón de Dios: un don de Dios, un carisma. En la intercesión tenemos que llevar los carismas que Dios nos dio y ponerlos al servicio de los hermanos.
Moisés manda a Josué a combatir, y sube con dos ayudantes a interceder.
Cuando Moisés tenía los brazos levantados (cuando intercedía) vencía Israel.
Aarón y Jur le sostenían los brazos (la comunidad). La intercesión es una oración comunitaria, donde conviene que haya muchos.
Ganaron la batalla. Nuestra batalla es contra el mundo, el demonio, la carne.
Estuvieron intercediendo todo el día, hasta que se puso el sol.

El Señor se sorprende de que haya muy pocos intercesores.
Is 59, 15b-16ª El Señor ha visto con desagrado que ya no existe el derecho. El vio que no había nadie, se sorprendió de que nadie interviniera.
Is 63,5ª Miré, y no había quien me socorriera; me sorprendí de que nadie me sostuviera.
Ez 22,30 Yo busqué entre ellos un hombre que levantara un cerco y se mantuviera firme sobre la brecha delante de mí, pero no lo encontré.
Dios busca intercesores.
El mundo tiene necesidades que dependen de la intercesión. El mundo espera que alguien interceda por él. Dios espera que le pidan.
La Iglesia tiene una magnífica vocación, una asombrosa responsabilidad y un extraordinario poder.
Hay millones de individuos que perecen y muy poca intercesión. Mucho tiempo desperdiciado, perdido.
La gran mayoría de los bautizados (sacerdotes y fieles) ignoran y son indiferentes frente a la intercesión.
Hay una carencia de bendición debido a nuestra poca fe.
Gozamos de un privilegio estupendo y del poder de los intercesores.
Mi fuerza se fortalece en tu debilidad. Voy a actuar por medio de tu debilidad, le dijo el Señor a San Pablo.

El Espíritu Santo mora y ora en nuestro corazón. No sabemos orar como conviene. El Espíritu santo nos dirige y nos enseña a orar con gemidos inefables.

En nuestras reuniones (de las pequeñas comunidades) alabamos al Padre en nombre de Jesucristo, guiados por el Espíritu Santo.
Dios se separó la tribu sacerdotal en el desierto para que orar por su Pueblo, los jueces, los profetas, los santos.
Jesús antes de irse al Cielo nos dijo: Todo lo que pidan al Padre, se los concederá. Esto está repetido en los Evangelios en 6 distintas ocasiones.

La oración de intercesión es más fuerte y abarcativa que la oración de petición donde pido por mí, por mi familia. Cuando intercedo pido por el mundo, por la Iglesia, por los demás, por los intereses del Reino.
La intercesión es el poder que mueve a Dios y abre el Cielo. En la obra a favor de las almas, la intercesión ocupa el primer lugar.

Debemos despertar (orar) para apoyarnos en la fortaleza de Dios. Es la suprema y santísima labor, la más importante de la Iglesia.

Cada vez que la Renovación hace un retiro, siempre tiene hermanos intercediendo frente al Santísimo por los frutos del mismo.

Pero nos cansamos, no perseveramos. En el Antiguo Testamento hay muchos ejemplos de intercesión, más que en el Nuevo. Allí tenemos la intercesión de la comunidad a favor de Pedro cuando estaba en la cárcel y cómo el Señor envió su ángel para liberarlo.

Ex 32,11 (El pueblo se había pervertido y habían fabricado un becerro de metal fundido. Dios quería exterminarlos y suscitar una gran nación de Moisés)
Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: “¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? ¿Por qué tendrán que decir los egipcios: “El los sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra? Deja de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores a quienes juraste por ti mismo diciendo: “Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia”. Y el Señor se arrepintió el mal con que había amenazado a su pueblo.
Aplacar al Señor. Función de la intercesión por nuestros pecados y los de todos los hombres. Es muy potente y desinteresada.
Moisés el más humilde de los hombres se atreve a emplear este lenguaje con Dios: deja de lado, arrepiéntete; le ordena a Dios.
El Señor desea suscitar en nosotros la solidaridad y la hermandad.
Jesús nos pide que seamos insistentes en la oración.
Les he dado una vida abundante y quiero que den fruto.
Tenemos que ser como la viuda ante el juez.
Un ejército de intercesores secretos que han de salvar muchas almas. Esforzarnos como Cristo en buscar la oveja perdida. Dios busca intercesores, busca que despertemos.

Para eso debemos orar con todo el corazón, volcar el alma de cada persona ante Dios, ayunar, hacer sacrificios, dar limosna.

Los judíos oran 4 veces al día, los mahometanos, 5. ¿Cuántas veces al día oramos nosotros?

El intercesor se une con Cristo, el único y máximo intercesor. El intercesor intercede permanentemente, no sólo cuando está reunido en oración, sino en todo momento. Es un hombre dedicado, consagrado a la intercesión hasta ver a sus enemigos vencidos.
El intercesor no pide para sí, sino para los demás.
Dios necesita intercesores, los busca ansiosamente para poder actuar. El quiere que haya intercesores para frenar su ira, el enojo, los castigos.

Dios hizo a su Hijo maldición para salvarnos. El intercesor es el que reza por las intenciones de Dios.

Bibliografía recomendable: El ministerio de la oración intercesora de Andrés Murria – Ed. Betania

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