PARROQUIALES

23 abril, 2013

Retiro de crecimiento 2013

RETIRO DE CRECIMIENTO del 03-08-2013
MARÍA MADRE DE LA IGLESIA


Como apoyo tendremos en el libro de la Revelación (Apocalipsis) 2, la visión de Juan acerca de la Iglesia de Éfeso.
Esta comunidad había sido fundada por él y visitada por Pablo:

“El que tiene en su mano derecha las siete estrellas y camina en medio de los siete candelabros de oro (este es Jesús), afirma: Conozco tus obras, tus trabajos y tu constancia. Sé que no puedes tolerar a los perversos: has puesto a prueba a quienes usurpaban el título de apóstoles, y comprobaste que son mentirosos. Sé que tienes constancia y que has sufrido mucho por mi Nombre sin desfallecer (la comunidad tiene obras y cierta rectitud doctrinal y sufrió mucho por el nombre de Jesús). Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo. Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior. (Somos una parroquia que ha crecido en el amor por Jesús Eucarístico. Debemos revisar el amor que le damos a Jesús todos juntos). Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu candelabro de su lugar preeminente. (Si no empezamos de nuevo a amar a Jesús) ... El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor, le daré de comer del árbol de la vida, que se encuentra en el Paraíso de Dios. (el árbol de la vida es la Eucaristía).

Debemos ser una comunidad que decide renovarse en el amor que juntos le tenemos a Jesús. Tiene que desaparecer la palabra YO y comenzar a aparecer la palabra NOSOTROS, para rodear de amor a Jesús, renovar la experiencia de poder amarlo.

La Iglesia tiene un problema de todos los tiempos. Jesús entre los suyos no pudo hacer muchos milagros. El amor cuando no crece, decrece. El amor es por definición apasionante y creciente.

Corremos el riesgo en la Iglesia de ser “turismáticos”, que se “calientan”, pero no queman. Entre nosotros tenemos que ayudarnos a amarlo a Él con mayor ternura, con mayor pasión. En nuestras pequeñas comunidades tenemos una gran experiencia comunitaria. Experiencias comunitarias de amor, fuego de amor, de misión, de trabajo. Las cosas del Espíritu no funcionan “a las patadas”, por imposición, sino por atracción.

  ¿Cómo sé yo que estoy amando bien a Jesús? Hay una corriente de fuerza, de ternura, de amor que se vuelve misionera. Lo comunicamos juntos. Para esto hay que hacer una suave violencia a nuestra voluntad.

El amor es como encender un fuego: nuestra oración personal es como el papelito que enciende el fuego. Los palitos son la pequeña comunidad, pero faltan los quebrachos, todos nosotros. No podemos encender el fuego en soledad. Es el riesgo del cristianismo. Los discípulos volvieron de la misión encendidos. Novedad que produce lazos más profundos y más verdaderos.

Hch 2, 42 Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Todos. No siempre estamos todos.
 Tenemos que preguntarnos: ¿por qué no estamos todos? Uno siempre puede aspirar a un poquito más. El amor es creativo e inventa formas novedosas de amarse. San Maximiliano Kolbe decía: Sólo el amor crea. Un santo temor se apoderó de todos ellos. Íntimamente unidos frecuentaban a diario el templo. Y la gente que llevaba veía el amor que se tenían entre ellos. Nos queremos superficialmente. Hay amistades, pero no la de todos. Con sólo una persona con la que uno esté enojado, el sistema del amor se pierde, se pierde el “íntimamente”. Es importante que todos tengamos la lista de todos los que pertenecemos a las Pequeñas Comunidades y que la revisemos con gran realismo. Hay hermanos que no conocemos.

Tarea: promover la visita entre las comunidades.
Uno ama íntimamente al hermano cuando tiene santo temor de Dios.
 ¿Quién soy yo para enojarme con mi hermano? ¿para juzgarlo? Pongo el freno pensando en Cristo. Para poder amar bien a Dios tengo que amar a mi hermano y para poder amar al hermano tengo que amar bien a Dios.

Hay que distinguir entre amor sensual: donde el objeto del amor está en mí mismo y el amor espiritual u oblativo. Utilizo mi cabeza para amar a esta persona. A Dios le interesa lo que ocurre en tu corazón.

El órgano para amar es el corazón. ¿Qué necesita un corazón? Vida (sangre), amor, otros.

¿Hoy mi corazón qué necesita? Hagamos un electro de nuestro corazón, en la experiencia que nos es dada: vida, amor, otros, paz, alegría, finalidad (sentido), comunicación, armonía. A todo ser humano Dios le ha hecho el corazón así. Todo ser humano busca esto. Jesús quería tanto a las prostitutas porque se notaba que necesitaban algo. ¿Qué necesita hoy mi corazón?

También en nuestro corazón está la experiencia adquirida: pecado (celos, envidia, odio, rencor, egoísmo, enojo), carencias, heridas, idolatrías. Dios no nos fabricó así. Esto no pertenece a la esencia de nuestro corazón. El pecado nos aleja de nuestro Padre. Empezamos a tener carencias. Cuando no nos bancamos las heridas, armamos nuestros propios ídolos para satisfacer nuestras carencias. Nuestra vida está signada por heridas. La terapia sirve para “ponerle nombre a los perros”. (Esto es importante porque en el campo, cuando sabemos su nombre no nos atacan)

Promesa de Jesús: Jn 14,23 El que me ama será fiel a mi palabra y mi Padre lo amará y habitaremos en él. Si Jesús dice que va a habitar en nuestro corazón, la buena noticia es que Dios habita en lo íntimo de lo íntimo del corazón del hombre. El Corazón del corazón, dimensión de nuestro ser muy profunda, muy íntima, creada cuando Dios nos ha pensado: Algo de tu vida me pertenece a Mí. Conciencia de ser en Dios en lo más profundo de nuestro ser. Hasta que no lleguemos a tener experiencia de que Alguien vive en nosotros, no tenemos la conciencia de ser en Dios. En toda creatura Dios ha dejado su vestigio, es un anhelo natural de su casa.

Todos tenemos conciencia de ser nosotros mismos, pero hay algo mucho más profundo. Mientras uno no entra allí, sigue viviendo en la periferia. Se entra de la mano del Dueño, de la Santísima Trinidad.

  1- Inconsciencia. Estoy fuera de mi corazón. Nunca me lo pregunto. El 90% de la gente vive en la total inconsciencia. Actuamos en forma inconsciente. Debo detenerme. Nuestra vida y nuestro corazón son un libro abierto.

2- Con cierta conciencia. Tomar conciencia de lo que necesita mi corazón, de cuál es mi pecado fundamental. Tener conciencia de mis carencias, de mis heridas, de mis idolatrías (fijaciones mentales). Una buena forma de descubrirlas: cuándo estoy aburrido, ¿en qué pienso? Una buena fórmula: orar o trabajar. Cuando estás al cohete, te agarra pronto el enemigo. Tenemos una capacidad natural para saber lo que está bien y lo que está mal. Sólo hay una tristeza y es la de no ser santo, de no haber cumplido aquello para lo que Dios me puso en esta vida. Ayudémonos a vivir una vida plena.

3- Tomo conciencia de que soy en Dios. Es el gran lugar de mi propia identidad. Implica nacer de nuevo. Hay un Hoy profundo, pleno, novedoso: la Santísima Trinidad en tu vida.
Cuando san Francisco de Asís lo descubrió se produjeron grandes cambios en su vida. Él anhelaba ser caballero y se enamoró de Dios. Había conocido a Aquel por el cual quería dar la vida. Tomar conciencia de que Él está allí desde el día de mi bautismo. Y uno anda como un mendigo buscando cariño. ¡Despertarme! Es conciencia y no emoción. Hasta que no conozcas este lugar, sos un cristiano turístico. Cuando uno entra, descubre algo de eso: Soy en Dios. Si no soy en Dios, no soy. Cuando no soy en Dios soy la carencia, el ídolo, lo que yo pienso de mí. Niego el mundo, en torno al cual me armo todo un sistema de vida.

En la comunidad Dios nos corre un poquito el velo. El problema de nuestra comunidad es que vivamos de la experiencia de otro. La experiencia de Dios es personal. Cuando tenemos esa experiencia personal nos volvemos realistas porque vemos a Dios en todos, hasta en nuestros enemigos. Dejo de ver con mis propios ojos para ver con los ojos de Dios.

Tengo una visión muy positiva de mi propia vida, empantanado en mi propio yo. Cuando me abro a ese lugar santo, Dios me libera de mi vida y entro en la zona virginal que nadie ha tocado. Es una conciencia de que la muerte no destruye eso, una experiencia íntima de Sus padecimientos y de Su resurrección.

La experiencia de la Samaritana, de Zaqueo, de Marta y María.

  Por donde entramos no importa (si es por la izquierda o la derecha), lo importante es que entremos. Cuando no vamos al fondo, somos gente superficial. Tres medios que se nos dan para poder entrar:
                     • La Palabra, que es el método para entrar
                     • La Eucaristía, trato con el Cuerpo de Cristo
                     • Amor natural sobrenatural. No sólo un amor natural sino también sobrenatural.

Aprendemos a querernos a nosotros mismos cuando nos quieren. Con un mero esfuerzo humano psicológico no podemos entrar en el Corazón. El Dueño de ese espacio es Él, no es mío.

Yo fui a vivir al Centro con Él. Entré y todo el resto lo consagro a Él. Hasta que no hayamos tenido la experiencia de entrar en el Corazón, estamos de turistas y nos vinculamos como turistas, transmitimos a Dios como turistas.

Que hoy anhele mi Corazón.

En este proceso es fundamental la promesa que nos hizo Jesús:

Jn 14, 23 “Quien me ama será fiel a mi Palabra. (Sistema de fidelidad a la Palabra. Sintonizar con la Palabra. Tratar de captar fina y delicadamente qué es lo que me está diciendo el Señor) y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.

Ap. 3, 15-22 Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca. (Cristiano de apariencia, pero que no está transformado interiormente). Tú andas diciendo: soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo. Por eso te aconsejo: cómprame oro purificado en el fuego para enriquecerte, vestidos blancos para revestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista. Yo corrijo y reprendo a los que amo. ¡Reanima tu fervor y arrepiéntete! (Dejarme corregir y reprender). Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos. Al vencedor lo haré sentar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono”. El cambio en nuestra vida lo hace Él en persona o no lo hace nadie. Ni yo me puedo cambiar a mí mismo.

Leyendo la Palabra tengo que llegar a escuchar una voz interior que me llama y me hace entrar.

1. Buscar el texto. Posar el Libro

2. Alabar al Padre e invocar al Espíritu Santo en voz alta para que me permita acoger la Palabra.

3. Leer en voz alta y luego nuevamente en silencio. Si hay una Palabra que toca mi corazón, repetirla.

4. Permanecer en silencio, esperando la imagen, palabra o inspiración que me muestre algo.

5. Lo que recibo, lo vuelco en un cuaderno.

6. Si el Señor me ha mostrado algo, pedir la gracia de lo que me ha mostrado. Señor dame la gracia de...

El Padre se dice: éste me quiere escuchar, es fiel a mi Palabra.

  Es el anhelo del corazón de que Dios me hable a través de su Hijo. Mi Padre lo amará y habitaremos en él. Es Dios mismo que me lleva a través de su Palabra y de su Espíritu a pregustar lo que viviremos en el Cielo.
El Espíritu hace que yo sienta calor aquí. “como ardía nuestro corazón” (Como los discípulos de Emaús) porque hay alguien que está enamorado de mí y me está amando.
Un día por semana hacer esa profundización de la Palabra. Experiencia de dedicación, lectura amorosa, interior por la cual me lleno de la Palabra de Dios. Además de aceptarla la transformamos en una experiencia gozosa, un baño espiritual donde lo que importa es la calidad no tanto la cantidad, estar apasionado por conocer su Voluntad.

Cómo diferenciar quien nos habla:
• Si es el Mentiroso sentiremos angustia, inquietud – nos puede tentar con excesos.
• En el diálogo con Dios puede haber perturbaciones. Si es el Amor, producirá alegría.
• Todo lo de Dios es discreto, íntimo, sencillo, con mucho orden.

Pero puede meterse el Enemigo o me puedo meter yo. Podemos alejarlo diciendo: Basta, en el nombre de Jesús. El no puede leer nuestros pensamientos, pero puede mover cosas afuera. Por eso es muy importante no quejarse, no discutir. No tiene sentido discutir si uno está enojado. El diálogo une y el diábolos separa.

Si una inspiración es mía y no es de Dios, enseguida se va.

Las inspiraciones divinas producen alegría, paz, amor, deseo de sufrir por Él.
Preguntarle: Señor, ¿qué me querés decir con esto que me mostraste? ¿por qué me trajiste este recuerdo? ¿qué querés?. El miedo es el contrario del amor y la confianza.
Cuando hablamos con el Señor podemos hablar cara a cara, de lo que nos pasa. Entro por la Palabra y por el Espíritu.

Jn 4 Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: “¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?”... Jesús le respondió: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva”.

“Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla”. Jesús le respondió: “Ve, llama a tu marido y vuelve aquí”.

 La mujer respondió: “No tengo marido”. Jesús continuó: “¡Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad”.

La mujer le dijo: “Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar”. Jesús le respondió: “Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre... La hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”.

La mujer le dijo: “Yo sé que el Mesías llamado Cristo debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo”. Jesús le respondió: “Soy yo, el que habla contigo”. En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó “¿Qué quieres de ella? o ¿Por qué hablas con ella?”

La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías? Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro.

“Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra... Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega.

Muchos samaritanos de esa ciudad habían creído en el por la palabra de la mujer, que atestiguaba: “Me ha dicho todo lo que hice”. Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismo lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo”.


Problemas de la Samaritana

1. Los prejuicios. Problema grave de la vida espiritual. Provienen de las carencias. Muchas de nuestras heridas provienen de carencias de desconfianza, miedos. ¿Y si Dios me pide algo? Tengo miedo de lo que puedo perder. ¿Qué prejuicios por carencias o por heridas tengo en mi relación con Dios?

Jesús fatigado y cansado del camino se sentó junto al pozo. Es muy profundo el Corazón del corazón. No se entra allí de cualquier manera. Jesús le dice: Dame de beber. Quiero beber de tu pozo. Le quiebra el prejuicio. Se lo quiebra con el conocimiento, con el estudio. Si me conocieras no tendrías miedo. Si supieras quién soy, me pedirías. Pensamos que Dios tiene poco para darnos. No entramos en lo profundo. El pozo está acá, en nuestro corazón. Acá está el agua viva. El agua viene de adentro. Nos vamos del pozo y buscamos el agua afuera para llenar el pozo, cuando hay que buscar adentro.

Del conocimiento viene el pedido y del pedido el don. Por eso es muy importante que en el horario espiritual dediquemos tiempo al estudio de las cosas de Dios, calidad.

2. Segundo problema: 5 maridos. Vida emocional problemática. Vida dominada por las heridas. Pocas personas están capacitadas para vivir en sociedad y vivir bien. No hay conocimiento de la vida emocional. El Señor desde el interior nos sana interiormente, nos hace entrar en un proceso de sanación profunda. Necesitamos que el Señor nos sane. La comunidad tiene la obligación de ayudarme a crecer emocionalmente. Tiene que ayudarme a entrar en el Corazón del corazón, a crecer como persona en las dimensiones que me toca crecer. No tengo que convertir mi raye en una excusa para no ser feliz. Tengo que ser un factor de sanidad en mi casa. Tener un vínculo sano, fomentarlo, agradecerlo, potenciarlo. Arreglar mi vínculo con Dios. Preguntarle: Señor, ¿qué tiene que cambiar en mí para llevarme bien con los demás? Yo hago el esfuerzo por cambiar y Jesús me va a dar la gracia de cambiar. Dedicate a Dios que transforma tu vida y todo va a estar bien. La transformación se produce desde dentro para afuera. Debo tomar conciencia de lo mucho que valgo para Dios, re comprensión de la vida desde Jesús. El Señor viene a cambiar nuestra vida. Los cinco maridos son también los ídolos. Puede ser que tenga idolatrías en mi vida. Puede haber ídolos que están ocupando el lugar del trono.

3. Tercer problema: mi religiosidad. ¿En qué está apoyada mi religiosidad? ¿A qué está agarrada mi vida? Mi Padre busca alguien que se relacione en espíritu y en verdad, como es adorado el Padre por la Palabra, de la mano del Espíritu. Si uno adora con la Madre, María juega de nuestro lado. Ella es Maestra de oración. María es un lugar privilegiado. La vida espiritual es apertura, gracia, regalo. Invocar de verdad al Espíritu.

4. Soy Yo, el que habla contigo. Autoridad que me deja sin palabras. No hay verdadera oración del Corazón del corazón de los chusmas, de los que están preocupados de lo que le pasa al vecino. Los discípulos se quedaron todos callados. La mujer dejó su cántaro, corrió a la ciudad y dijo: Vengan a ver a un hombre. Signo de que su oración fue verdadera: fue a comunicar, con alegría lo que ha experimentado.

5. Alimento de Jesús: hacer la voluntad del Padre. Cuando comemos la Eucaristía, la como mal si no le pregunto ¿qué quieres que haga en la semana? Mi alimento, cuando como a Jesús, es preguntarle al Padre cómo quiere ser adorado en Espíritu y en Verdad. La Eucaristía debe marcar mi estilo vital de toda la semana. Me abro profundamente para escuchar cómo debo hacer la voluntad del Padre.

6. Levanten los ojos y miren los campos. La voluntad del Padre es que todo el mundo se salve. La sed de Jesús es salvar las almas. El resultado de vivir del Corazón del corazón no es el vacío sino que brota de una experiencia interior. Se quedó dos días. Sabemos que es el Salvador del mundo: anuncio testimonial.

Cuando la adoración es en Espíritu y en verdad, explota. La mujer agarrada a su cántaro entra al pozo, a lo profundo de su corazón. Se produce el Encuentro. Deja su cántaro y corre a anunciarlo.

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