LA RELACIÓN CON
EL SEÑOR DEBE SER COMUNITARIA
Homilía del
Papa en Santa Marta:17 de abril de 2020
(Fuente: Vatican News)
Los discípulos eran pescadores: Jesús los había llamado
justamente en su trabajo. Andrés y Pedro trabajaban con las redes. Dejaron las
redes y siguieron a Jesús. Juan y Santiago, lo mismo: dejaron a su padre y a
los muchachos que trabajaban con ellos y siguieron a Jesús.
La llamada fue en su trabajo como pescadores. Y este pasaje
del Evangelio de hoy, este milagro, esta pesca milagrosa, nos hace pensar en
otra pesca milagrosa, la que cuenta Lucas en el capítulo cinco: lo mismo
ocurrió allí también. Tuvieron una pesca, cuando pensaban que no tenían
ninguna.
Después del sermón, Jesús dijo: “Vayan al mar - ¡Pero
trabajamos toda la noche y no pescamos nada! – Vayan. Confiando en tu palabra,
dijo Pedro, echaré las redes. Había tanto - dice el Evangelio - que fueron
tomados por el asombro, por ese milagro”. Hoy, en esta otra pesca no se habla
de asombro. Se puede ver una cierta naturalidad, se puede ver que ha habido
progreso, un camino que ha ido creciendo en el conocimiento del Señor, en la
intimidad con el Señor; diré la palabra correcta: en la familiaridad con el
Señor. Cuando Juan vio esto, le dijo a Pedro: "¡Pero si es el Señor!",
y Pedro se ciñó la túnica, se tiró al agua para ir al Señor. La primera vez se
arrodilló ante él: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador. Esta vez
no dice nada, es más natural. Nadie preguntó: "¿Quién eres?" Sabían
que era el Señor, era natural, el encuentro con el Señor. La familiaridad de
los apóstoles con el Señor había crecido.
Nosotros los cristianos, también, en nuestro camino de vida
estamos en este estado de caminar, de progresar en la familiaridad con el
Señor. El Señor, podría decir, está un poco "a la mano", pero "a
la mano" porque camina con nosotros, sabemos que es Él. Nadie le preguntó,
aquí, "¿quién eres?": sabían que era el Señor. La familiaridad diaria
con el Señor es la del cristiano. Y seguramente, desayunaron juntos, con
pescado y pan, ciertamente hablaron de muchas cosas de forma natural.
Esta familiaridad con el Señor, de los cristianos, es
siempre comunitaria. Sí, es íntimo, es personal pero en comunidad. Una
familiaridad sin comunidad, una familiaridad sin pan, una familiaridad sin la Iglesia,
sin el pueblo, sin los sacramentos es peligrosa. Puede convertirse en una
familiaridad, digamos, gnóstica, una familiaridad sólo para mí, separada del
pueblo de Dios. La
familiaridad de los apóstoles con el Señor fue siempre comunitaria, siempre en
la mesa, un signo de la comunidad. Siempre era con el Sacramento, con el pan.
Digo esto porque alguien me hizo reflexionar sobre el
peligro que este momento que estamos viviendo, esta pandemia que nos ha hecho a
todos comunicarnos religiosamente a través de los medios, a través de los
medios de comunicación, incluso esta Misa, estamos todos comunicados, pero no
juntos, espiritualmente juntos. La gente es pequeña. Hay un gran pueblo:
estamos juntos, pero no juntos. También está el Sacramento: hoy lo tienen, la
Eucaristía, pero la gente que está conectada con nosotros, sólo la Comunión
espiritual. Y esto no es la Iglesia: es la Iglesia en una situación difícil,
que el Señor permite, pero el ideal de la Iglesia es estar siempre con el
pueblo y con los Sacramentos. Siempre.
Antes de Pascua, cuando salió la noticia de que celebraría
la Pascua en San Pedro vacía, un Obispo me escribió – un buen Obispo: bueno – y
me regañó. "Pero cómo es que San Pedro es tan grande, ¿por qué no pone 30
personas por lo menos, para que se pueda ver a la gente? No habrá
peligro...". Pensé: "Pero, ¿qué tiene en la cabeza, para decirme
esto?". No lo entendí, en el momento. Pero como es un buen Obispo, muy
cercano a la gente, querrá decirme algo. Cuando lo encuentre, le preguntaré.
Entonces lo entendí. Me dijo: "Ten cuidado de no viralizar la Iglesia, de
no viralizar los Sacramentos, de no viralizar al Pueblo de Dios". La
Iglesia, los Sacramentos, el Pueblo de Dios son concretos. Es cierto que en
este momento debemos hacer esta familiaridad con el Señor de esta manera, pero
para salir del túnel, no para quedarse allí. Y esta es la familiaridad de los
apóstoles: no gnósticos, no viralizados, no egoístas para cada uno de ellos,
sino una familiaridad concreta, en el pueblo. Familiaridad con el Señor en la
vida diaria, familiaridad con el Señor en los Sacramentos, en medio del Pueblo
de Dios. Ellos han hecho un camino de madurez en la familiaridad con el Señor:
aprendamos a hacerlo también. Desde el primer momento, entendieron que esa
familiaridad era diferente de lo que imaginaban, y llegaron a esto. Sabían que
era el Señor, compartían todo: la comunidad, los sacramentos, el Señor, la paz,
la fiesta.
Que el Señor nos enseñe esta intimidad con Él, esta
familiaridad con Él pero en la Iglesia, con los Sacramentos, con el pueblo fiel
de Dios.
Daniel Díaz Vizzi
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