PARROQUIALES
18 octubre, 2009
La familia el matrimonio y la homosexualidad
El amor de los que sufren
Bioética y el embrión humano
Resiliencia en la pastoral de la salud
Resilienca en la Pastoral de la Salud
Prof. Lic. Iris C. Moreira – Psicóloga y psicóloga social, formación de catequistas.
El término resiliencia es heredado del inglés y se utiliza para expresar la capacidad de un material de recuperar su forma original después de haber sido sometido a alta presión. Extrapolado hacia las ciencias sociales se aplica a la capacidad de las personas de poder convertirse en seres humanos reparados y reparadores después de haber pasado por experiencia traumáticas muy fuertes. Ser felices, aunque se conserven las marcas de los estragos vividos y que precisamente estas marcas las vuelvas más capaces, saliendo de la experiencia del dolor con una mayor capacidad humana, comprensión de sí mismo y del prójimo.
Esto es muy útil para los asistentes sociales, sociólogos, agentes de la salud, educadores, catequistas.
Desde la pastoral, la Iglesia lo aplica para el abordaje de amplios sectores de la sociedad que son considerados “casos perdidos”, para permitir a la persona ponerse nuevamente en pie, trabajando con estos nuevos conceptos, ser así tutores de resiliencia.
Ministros del alivio, catequistas, ministros de la comunión: comenzar a colaborar para reconstruir la autoestima y la capacidad de proyecto. Alegrarse, levantarse cada día pensando en lo que se va a construir.
No hay casos perdidos, casos irrecuperables, no es verdad. Todo es posible para Dios.
Es urgente una formación específica de los laicos para intervenir en la perspectiva de la transformación de la realidad.
JP II: Aunque imperfecto y provisional nada de los que se puede realizar para hacer más humana la vida de los hombres se habrá perdido ni habrá sido en vano. Es un canto a la esperanza. Tener un proyecto y esperanza sanaré.
La resiliencia o el realismo de la esperanza. La esperanza es posible. Porque has sufrido más que nadie, tienes la obligación de comprenderte y comprender al que sufre. Hay condiciones que hay que activar para poner en acción la facultad de la resiliencia.
Que la persona salga de su postración, el Señor hace maravillas.
Ayudar a crecer en la fe para resignificar su historia de dolor con esperanza, crecer en su autoestima. Estimulando sus fortalezas y superando sus debilidades. Dios le ha regalado dones maravillosos, muchas veces escondidos detrás de las heridas, del dolor.
Actitud que nos genera la capacidad de descubrir valores insospechados, haciendo pie en esta creatividad.
La realidad es dura para todos. Dios nos revela verdades internas para superar tanto desamor, penurias y fracasos.
Nos tenemos que defender de esta alienación con la fe. Tenemos que hacer resurgir en el otro la capacidad de superación. Las personas que han sufrido se defienden muchas veces con hostilidad. Debemos aprender a ser tutores para ayudar a crecer. Ser factores de autoprotección y de protección de las personas que necesitan nuestro apoyo.
El Señor pasó haciendo el bien, consolando, cuidando, levantando al caído.
No poner en riesgo a los demás, ayudarlos a pensar críticamente sobre su medio ambiente, su persona y los demás conociendo sus límites, realizando una lectura crítica para alcanzar el cumplimiento de sus proyectos. Que la persona pueda hacerse responsable de sus actos.
Hay una redignificación de la persona. Todos tenemos esferas a ser sanadas y atendidas en el campo corporal, espiritual, psíquico y en todas estas esferas interviene el Señor. Todos tenemos talentos creativos y hay que ayudarlos a despertar.
Como agentes de pastoral, tenemos que disponerlos a un encuentro con Jesucristo. Nuestras Parroquias tienen que ser centros de irradiación, centros de formación permanente para salir al mundo formados con todo lo que la ciencia nos ofrece. Disfrutar de la alegría del conocimiento. Es resiliente quien logra ser feliz y productivo, resignificando su dolor.
Esto es un desafío para los catequistas, para que logren por medio de su actuación ayudar a los que se encuentran a la vera del camino. Ser factores de protección que dan lugar al fenómeno de la resiliencia.
Hay palabras que nos han dicho en nuestra niñez que nos marcan para toda la vida. Hay que cuidar los términos que se utilizan. Las frases marcan y se transforman en argumentos de vida negativos: yo no puedo, soy agresivo, todo me sale mal. Muchos chicos deciden no estudiar por ello.
Alguien tutor de resiliencia es capaz de hacer pie, a través de la estética, de lo creativo, todos podemos salir adelante.
Nunca terminamos de aprender quiénes somos.
Es muy importante el sentido del humor, la risoterapia. Generar en el otro que se pueda reír a sus anchas de su problemática. Esto levanta nuestras defensas. Ayudarle a que pueda reírse relativizando sus errores. “Si cuando aprendí me dijeron que me había equivocado, los que me enseñaban pensaban que yo ya lo sabía” Si a uno lo retan, lo taponan.
La risa aumenta nuestra capacidad de oración.
Todo se cura a través del amor incondicional y la risa, el sentido del humor es una llave mágica. Un chiste, una broma, cosas sencillas, sonrisitas.
Madre Teresa no dejaba que las novicias que se sentían mal saliesen a hacer sus tareas. Prefería que se quedaran en casa porque no podrían hacer su trabajo sonriendo.
Hay una urgencia de misión, de entregar a los hombres una vida plena. La mayor pobreza es no reconocer la presencia de la vida de Dios en el hombre.
La Iglesia es un factor resiliente de protección, la parroquia es una extensión de la familia.
Factores que ayudan a la resiliencia:
• Tener una escala de valores clara a la luz de la fe.
• El sacerdote es un activador de resilencia. Que con su solo vivir predique el Evangelio.
• También el médico que reza por sus pacientes, que bendice los medicamentos con una pequeña oración que potencie sus acción sanadora y cancele las acciones adversas y después le cuente a sus pacientes que ha rezado por él, y que le sugiera al paciente que rece sobre sus medicamentos, que le pida que también rece por él, para que el Señor le preste sus manos.
• O un ministro de la Comunión que lleve la Comunión a los enfermos con un trato amoroso.
• Las procesiones hacen que todos nos sintamos hermanados. Es una sensación bienhechora de fraternidad. El sueño de ser todos hermanos es posible. El sacar los pañuelos para saludar al santo, hay una sensación de pertenencia que es importante.
• Tener un lugar físico de reunión, un espacio vivido y transitado como propio.
• La tarea de llevar a otros la Buena Noticia, de llevarle una palabra de consuelo, la visita a los hospitales, a los geriátricos.
• La solidaridad con el otro, sentir que somos todos un cuerpo.
• Misionar
• Orar, que es hablar de amor con aquel que nos ama. Revivificar nuestra capacidad de oración.
• El sacramento de la reconciliación, cura nuestro corazón herido
• Ser agentes de esperanza para nuestros hermanos, que se traduce en salud y en proyectos
La Parroquia forma parte del ecosistema donde vive el individuo y cumple un rol resiliente muy importante. También es necesario que al menos uno de los dos progenitores sea alentador y positivo.
Debemos aprender a ser fuertes testigos de la resurrección del Señor, a no condenar a los heridos, a seguir el ejemplo de Jesús que lavó los pies a sus apóstoles y dio su vida por nosotros. Tenemos que ser sus pies que siguen caminando, sus ojos que miran con benevolencia, tenemos que seguir pensando en el carisma de alentar, perdonarnos los errores que hemos cometido y aprender a perdonar a los demás, ser portadores de perdón.
P. José Romero
Capacitación del 15-10-2009
El Padre comenzó relatando su experiencia personal de grupo de intercesión en su Parroquia de Asunción de la Virgen. En este momento tiene un grupo de intercesión que se reúne a las 20. Tuvieron que adaptar el horario (debido a las quejas de los vecinos), ya que al principio se reunían de 4 a 6 de la mañana. Es importante en el marco de la intercesión, el sacrificio, el ayuno.
Oran con un mapa de la República Argentina, también con el globo terráqueo, un mapa del territorio parroquial. Imponen las manos intercediendo sobre ellos. Suelen comprar el diario y orar para que las malas noticias se transformen en buenas noticias. En el tiempo de oración se entretejen cantos, lectura de la Palabra y mucha alabanza.
El máximo intercesor de toda la historia fue Jesucristo. Moisés también fue un gran intercesor.
Ex 17, 8-13
Después vinieron los amalecitas y atacaron a Israel en Refidim. Moisés dijo a Josué: “Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a combatir contra Amalec. Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo en mi mano el bastón de Dios”. Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y fue a combatir contra los amalecitas. Entretanto, Moisés, Aarón y Jur habían subido a la cima del monte. Y mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel; pero cuando los dejaba caer, prevalecía Amalec. Como Moisés tenía los brazos muy cansados, ellos tomaron una piedra y la pusieron donde él estaba. Moisés se sentó sobre la piedra, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así sus brazos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol. De esa manera, Josué derrotó a Amalec y a sus tropas al filo de la espada.
La intercesión es un “combate” contra Dios, una lucha entre palabras y actos.
Yo estaré de pie sobre la cima del monte: El monte es signo de elevación, es una oración elevada.
Tiene en su mano el bastón de Dios: un don de Dios, un carisma. En la intercesión tenemos que llevar los carismas que Dios nos dio y ponerlos al servicio de los hermanos.
Moisés manda a Josué a combatir, y sube con dos ayudantes a interceder.
Cuando Moisés tenía los brazos levantados (cuando intercedía) vencía Israel.
Aarón y Jur le sostenían los brazos (la comunidad). La intercesión es una oración comunitaria, donde conviene que haya muchos.
Ganaron la batalla. Nuestra batalla es contra el mundo, el demonio, la carne.
Estuvieron intercediendo todo el día, hasta que se puso el sol.
El Señor se sorprende de que haya muy pocos intercesores.
Is 59, 15b-16ª El Señor ha visto con desagrado que ya no existe el derecho. El vio que no había nadie, se sorprendió de que nadie interviniera.
Is 63,5ª Miré, y no había quien me socorriera; me sorprendí de que nadie me sostuviera.
Ez 22,30 Yo busqué entre ellos un hombre que levantara un cerco y se mantuviera firme sobre la brecha delante de mí, pero no lo encontré.
Dios busca intercesores.
El mundo tiene necesidades que dependen de la intercesión. El mundo espera que alguien interceda por él. Dios espera que le pidan.
La Iglesia tiene una magnífica vocación, una asombrosa responsabilidad y un extraordinario poder.
Hay millones de individuos que perecen y muy poca intercesión. Mucho tiempo desperdiciado, perdido.
La gran mayoría de los bautizados (sacerdotes y fieles) ignoran y son indiferentes frente a la intercesión.
Hay una carencia de bendición debido a nuestra poca fe.
Gozamos de un privilegio estupendo y del poder de los intercesores.
Mi fuerza se fortalece en tu debilidad. Voy a actuar por medio de tu debilidad, le dijo el Señor a San Pablo.
El Espíritu Santo mora y ora en nuestro corazón. No sabemos orar como conviene. El Espíritu santo nos dirige y nos enseña a orar con gemidos inefables.
En nuestras reuniones (de las pequeñas comunidades) alabamos al Padre en nombre de Jesucristo, guiados por el Espíritu Santo.
Dios se separó la tribu sacerdotal en el desierto para que orar por su Pueblo, los jueces, los profetas, los santos.
Jesús antes de irse al Cielo nos dijo: Todo lo que pidan al Padre, se los concederá. Esto está repetido en los Evangelios en 6 distintas ocasiones.
La oración de intercesión es más fuerte y abarcativa que la oración de petición donde pido por mí, por mi familia. Cuando intercedo pido por el mundo, por la Iglesia, por los demás, por los intereses del Reino.
La intercesión es el poder que mueve a Dios y abre el Cielo. En la obra a favor de las almas, la intercesión ocupa el primer lugar.
Debemos despertar (orar) para apoyarnos en la fortaleza de Dios. Es la suprema y santísima labor, la más importante de la Iglesia.
Cada vez que la Renovación hace un retiro, siempre tiene hermanos intercediendo frente al Santísimo por los frutos del mismo.
Pero nos cansamos, no perseveramos. En el Antiguo Testamento hay muchos ejemplos de intercesión, más que en el Nuevo. Allí tenemos la intercesión de la comunidad a favor de Pedro cuando estaba en la cárcel y cómo el Señor envió su ángel para liberarlo.
Ex 32,11 (El pueblo se había pervertido y habían fabricado un becerro de metal fundido. Dios quería exterminarlos y suscitar una gran nación de Moisés)
Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: “¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? ¿Por qué tendrán que decir los egipcios: “El los sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra? Deja de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores a quienes juraste por ti mismo diciendo: “Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia”. Y el Señor se arrepintió el mal con que había amenazado a su pueblo.
Aplacar al Señor. Función de la intercesión por nuestros pecados y los de todos los hombres. Es muy potente y desinteresada.
Moisés el más humilde de los hombres se atreve a emplear este lenguaje con Dios: deja de lado, arrepiéntete; le ordena a Dios.
El Señor desea suscitar en nosotros la solidaridad y la hermandad.
Jesús nos pide que seamos insistentes en la oración.
Les he dado una vida abundante y quiero que den fruto.
Tenemos que ser como la viuda ante el juez.
Un ejército de intercesores secretos que han de salvar muchas almas. Esforzarnos como Cristo en buscar la oveja perdida. Dios busca intercesores, busca que despertemos.
Para eso debemos orar con todo el corazón, volcar el alma de cada persona ante Dios, ayunar, hacer sacrificios, dar limosna.
Los judíos oran 4 veces al día, los mahometanos, 5. ¿Cuántas veces al día oramos nosotros?
El intercesor se une con Cristo, el único y máximo intercesor. El intercesor intercede permanentemente, no sólo cuando está reunido en oración, sino en todo momento. Es un hombre dedicado, consagrado a la intercesión hasta ver a sus enemigos vencidos.
El intercesor no pide para sí, sino para los demás.
Dios necesita intercesores, los busca ansiosamente para poder actuar. El quiere que haya intercesores para frenar su ira, el enojo, los castigos.
Dios hizo a su Hijo maldición para salvarnos. El intercesor es el que reza por las intenciones de Dios.
Bibliografía recomendable: El ministerio de la oración intercesora de Andrés Murria – Ed. Betania
07 junio, 2009
DIOS Y LA FUERZA DE LA PALABRA
A cargo del Padre José Romero
La palabra es poderosa y puede ser utilizada para el bien o para el mal.
Hay tres frases de la Madre Teresa de Calcuta que pueden resumirse como la Teología de la pobreza:
- “Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado”.
- “Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica”.
- “La crítica es el cáncer del corazón”.
A nosotros nos parece que la crítica tiene poca importancia, que la crítica es “constructiva”, pero la crítica en el fondo está teñida de envidia y orgullo y por eso es el cáncer del corazón.
Veamos la Palabra de Dios en Núm. 12, 1-16
Miriam y Aarón se pusieron a murmurar contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que éste se había casado. Moisés, en efecto, se había casado con una mujer de Cus. “¿Acaso el Señor ha hablado únicamente por medio de Moisés?, decían. ¿No habló también por medio de nosotros?” Y el Señor oyó todo esto. Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre sobre la tierra. De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam:”Vayan los tres a la Carpa del Encuentro”. Cuando salieron los tres, el Señor descendió en la columna de nube y se detuvo a la entrada de la Carpa. Luego llamó a Aarón y a Miriam. Los dos se adelantaron, y el Señor les dijo: “Escuchen bien mis palabras: cuando aparece entre ustedes un profeta, yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño. No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi casa. Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y él contempla la figura del Señor.
¿Por qué entonces ustedes se han atrevido a hablar contra mi servidor Moisés?”. Y lleno de indignación contra ellos, el Señor se alejó.
Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra, quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa, dijo a Moisés: “Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que hemos cometido por necedad. No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene consumida la mitad de su carne”. Moisés invocó al Señor, diciendo: “¡Te ruego, Dios, que la cures!” Pero el Señor le respondió: “Si su padre la hubiera escupido en la cara, ¿no tendría que soportar ese oprobio durante siete días? Que esté confinada fuera del campamento durante siete días y al cabo de ellos vuelva a ser admitida”
Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre en la tierra. A los profetas Dios les hablaba en sueños, con Moisés Dios hablaba cara a cara.
Nosotros creemos que la crítica y la murmuración son una pavada, pero para Dios es algo serio. En general está unido a los celos y a la envidia. Aarón reconoce su necedad y pide perdón. Y Moisés intercede y Dios la perdona, pero la hace estar una semana fuera del campamento
Otro flagelo: el chisme.
Tenemos que cuidarnos de no pecar con las palabras. Se cometen muchos pecados con las palabras. Debemos tratar de ser impecables con nuestras palabras, utilizar nuestras energías correctamente en la verdad y en el amor.
De chicos nos domestican. El nene es rebelde y libre. Los niños son libres, juegan y no guardan rencor. Son como una flor, un animal salvaje. Poco a poco la educación los va frenando.
Debemos llegar a un acuerdo para ser impecables, debemos limpiar el veneno que hay en nuestro corazón. Esto implica una sanación interior.
Aprendimos a hacer de la mentira un hábito cuando hablamos con los demás y también cuando nos hablamos a nosotros mismos. En el Infierno el poder de las palabras se emplea de un modo erróneo para maldecir, culpar, reprochar y destruir.
De vez en cuando, usamos las palabras para el bien.
Las palabras son el don más poderoso que tenemos como seres humanos.
Jesús es el Verbo encarnado, la Palabra del Padre.
Usamos las palabras para fomentar el odio entre las familias, las naciones, para fomentar los prejuicios.
Les voy a dar un ejemplo. Había una vez una mujer que quería mucho a su hijita. Un día vino del trabajo muy cansada con un fuerte dolor de cabeza. La hijita estaba cantando muy contenta. A la mujer se le partía la cabeza del dolor y en un momento le dijo enojada: “Tienes una voz horrible”. Esta mujer sin quererlo, le hizo un enorme daño a su hijita. Esta chiquita a partir de ese momento dejó de cantar. No pudo cantar nunca más. Creyó que debía reprimir sus emociones para ser aceptada y amada. Muchas veces dañamos de forma inconsciente.
Jesús desde la Cruz clama al Padre: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
El chisme. Contar chismes se ha convertido en la principal forma de comunicación en la sociedad humana. “A la miseria le gusta estar acompañada”.
Si hacemos una analogía, los chismes son comparables a un virus informático. Generan una cadena interminable entre todos los hombres y en el mundo, muchas personas reciben la información a través de un virus venenoso y contagioso. Los esfuerzos por desprestigiar a la gente son devastadores. El teléfono descompuesto.
Resulta fácil justificar el buen y el mal uso de la palabra.
También cuando nos hablamos a nosotros mismos. “Estoy gordo”, “soy feo”, “nunca seré perfecto”.Es importante comprender lo que son las palabras y el efecto que causan para cambiar de actitud.
Cambio à evitar el mal uso de las palabras.
à en la manera de tratarnos a nosotros mismos. “Qué maravilla que soy”
à en la forma de tratar a los demás: padre, madre, hijos.
Si evitamos hablar mal, hacemos desaparecer de nuestra mente los chismes y trascendemos el nivel del infierno.
Utilizar la palabra à para compartir el amor
à para relacionarme contigo que eres una persona maravillosa.
“Fulanito, te amo y te acepto porque Jesús te ama”.
De esta forma cambio el modo negativo de hablarme a mí mismo. Utilizo la palabra para cambiar aquello que me hace sufrir.
De un corazón sano sólo fluye amor. Cuando el corazón está enfermo, fluye la crítica. La crítica es orgullo disimulado. Cuando critico, estoy juzgando al otro.
Tomo poder. Podemos comparar a la palabra buena con la “magia blanca” y a la mala con el hechizo.
La crítica implica una no aceptación del otro. Criticando al otro nos ponemos en un grado de superioridad frente al otro.
La Palabra espiritual.
Existen tres idiomas:
El idioma de las tinieblas, que es la queja
La quejabanza.
El idioma del reino de la Luz es la alabanza.
La palabra es muy importante. Siempre estamos hablando. El idioma que hablo evidenciará a qué reino pertenezco. Cada uno tiene su lenguaje. En el infierno todos se quejan.
Mientras somos peregrinos en la Tierra, nuestro modo de hablar descubre de qué reino somos.
¿qué idioma hablo yo?
Nuestra manera de hablar delata quién está reinando en nuestro corazón.
En un mundo derrotado, fracasado, donde todos se quejan. Hay tinieblas adentro, y de la abundancia del corazón se queja la boca.
En el Reino de la luz, en cambio, se alaba. Gracias, Señor. ¡Gloria al Señor! Nadie se queja. Estamos mal acostumbrados, pero vale la pena intentarlo.
Cuesta descubrir a qué reino pertenecemos. Muchas veces pertenecemos a la quejabanza. Pablo nos señala nuestra ley:
Ef. 4, 29-31: No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y haban bien a aquellos que las escuchan. No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención. Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo.
Debemos dar siempre gracias por todo a Dios Padre. Dar gracias por todo, porque ésta es la voluntad de Dios.
1Tes 5, 4 Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas, todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas. No nos durmamos, entonces, como hacen los otros. Seamos sobrios, ya que pertenecemos al día: revistámonos con la coraza de la fe y del amor, y cubrámonos con el casco de la esperanza de la salvación. Anímense y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo.
Dar gracias por todo. Se rompió el jarrón. Doy gracias. Por lo menos que no pierda también el gozo, ya que perdí el jarrón. Quejándome no va a arreglarse.
Estemos siempre gozosos y el mundo quedará maravillado.
Nuestro idioma de cristianos es el gozo, la gratitud. El reconocimiento interno de que Cristo reina en toda situación.
Agradecer por las cosas negativas. Si uno agradece a Dios, Dios obra. Tengo cáncer, agradezco y confío en el Señor.
¡Si contamos la cantidad de veces que nos quejamos en el día! Debemos cambiar nuestra mente.
Dios sabe lo que hace, y me da lo mejor.
Debemos proponérnoslo, con la ayuda del Espíritu Santo y con disciplina.
Hay un libro muy interesante sobre el señorío de Jesús: “Jesucristo, el Señor” de Jorge Himitian.
Condarco 1440. Tel 4584-8582. Editorial Logos – www.editoriallogos.com.ar
Una palabra para tener muy en cuenta es el capítulo 3 de la carta de Santiago
Hermanos, que no haya muchos entre ustedes que pretendan ser maestros, sabiendo que los que enseñamos seremos juzgados más severamente, porque todos faltamos de muchas maneras.
Si alguien no falta con palabras es un hombre perfecto, porque es capaz de dominar toda su persona. Cuando ponemos un freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dominamos todo su cuerpo. Lo mismo sucede con los barcos, por grandes que sean y a pesar de la violencia de los vientos, mediante un pequeño timón, son dirigidos adonde quiere el piloto. De la misma manera, la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, puede jactarse de hacer grandes cosas. Miren cómo una pequeña llama basta para incendiar un gran bosque. También la lengua es un fuego: es un mundo de maldad puesto en nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y encendida por el mismo infierno, hace arder todo el ciclo de la vida humana. Animales salvajes y pájaros, reptiles y peces de toda clase, han sido y son dominados por el hombre. Por el contrario, nadie puede dominar la lengua, que es un flagelo siempre activo y lleno de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor, nuestro Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios. De la misma boca salen la bendición y la maldición….
El que se tenga por sabio y prudente demuestre con su buena conducta que sus actos tienen la sencillez propia de la sabiduría… La sabiduría que viene de lo algo es, ante todo, pura; y además es pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz.
…
¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros? Ustedes ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan; envidian, y al no alcanzar lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra. Ustedes no tienen, porque no piden. O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de satisfacer sus pasiones.
¡Corazones adúlteros! ¿No saben acaso que haciéndose amigos del mundo se hacen enemigos de Dios? Porque el que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. No piensen que la Escritura afirma en vano: El alma que Dios puso en nosotros está llena de deseos envidiosos. Pero él da una gracia más grande todavía, según la palabra de la Escritura que dice: Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes. Sométanse a Dios, resistan al demonio, y él se alejará de ustedes. Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Que los pecadores purifiquen sus manos; que se santifiquen los que tienen el corazón dividido. Reconozcan su miseria con dolor y con lágrimas. Que la alegría de ustedes se transforme en llanto, y el gozo, en tristeza. Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.
Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla en contra de un hermano o lo condena, habla en contra de la Ley y la condena. Ahora bien, si tú condenas la Ley, no eres cumplidor de la Ley, sino juez de la misma. Y no hay más que un solo legislador y juez, aquel que tiene el poder de salvar o de condenar. ¿Quién eres tú para condenar al prójimo?
Hermanos, no se quejen los unos de los otros para no ser condenados.
Hermanos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna manera: que cuando digan “sí” sea sí, y cuando digan “no”, sea “no”, para no ser condenados.
Si alguien está afligido, que ore. Si está alegre, que cante salmos. Si está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán perdonados. Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser curados. La oración perseverante del justo es poderosa.
Hermanos míos, si uno de ustedes se desvía de la verdad y otro lo hace volver, sepan que el que hace volver a un pecador de su mal camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de numerosos pecados.
De los Sermones de san Agustín, obispo
Las aflicciones y tribulaciones que a veces sufrimos nos sirven de advertencia y corrección. La sagrada Escritura, en efecto, no nos promete paz, seguridad y tranquilidad, sino que el Evangelio nos anuncia aflicciones, tribulaciones y pruebas; pero el que permanezca firme hasta el fin se salvará. ¿Qué ha tenido nunca de bueno esta vida, ya desde el primer hombre, desde que éste se hizo merecedor de la muerte, desde que recibió la maldición, maldición de la que nos ha liberado Cristo el Señor?
No hay que murmurar, pues hermanos como murmuraron algunos -son palabras del Apóstol- y perecieron mordidos por las serpientes. Los mismos sufrimientos que soportamos nosotros tuvieron que soportarlos también nuestros padres; en esto no hay diferencia. Y, con todo, la gente murmura de su tiempo, como si hubieran sido mejores los tiempos de nuestros padres. Y si pudieran retornar al tiempo de sus padres, murmurarían igualmente. El tiempo pasado lo juzgamos mejor, sencillamente porque no es el nuestro.
Si ya has sido liberado de la maldición, si ya has creído en el Hijo de Dios, si ya has sido instruido en las sagradas Escrituras, me sorprende que tengas por bueno el tiempo en que vivió Adán. Y tus padres cargaron también con el castigo merecido por Adán. Sabemos que a Adán se le dijo: Con sudor de tu frente comerás el pan y trabajarás la tierra de la que fuiste sacado; brotará para ti cardos y espinas. Esto es lo que mereció, esto recibió, esto consiguió por el justo juicio de Dios. ¿Por qué piensas, pues, que los tiempos pasados fueron mejores que los tuyos? Desde el primer Adán hasta el de hoy, fatiga y sudor, cardos y espinas. ¿Acaso ha caído sobre nosotros el diluvio? ¿O aquellos tiempos difíciles de hambre y guerras, de los cuales se escribió precisamente para que no murmuremos del tiempo presente contra Dios?
¡Cuáles fueron aquellos tiempos! ¿No es verdad que todos, al leer sobre ellos, nos horrorizamos? Por esto, más que murmurar de nuestro tiempo, lo que debemos hacer es congratularnos de él.
Me pasa algo que parece ser una desgracia, doy gracias y confío en que Dios sacará algo bueno de esto. Me pasa algo bueno, doy gracias por ello, pero no por eso dejo de estar atento. Todo bien aquí abajo es pasajero. Pongo siempre mi corazón en los bienes eternos y por todo bueno o malo doy gracias a Dios, con confianza de niño me dejo guiar por mi Padre Dios.
02 abril, 2008
01 enero, 2008
TRANSFORMACIÓN DEL HOMBRE CARNAL EN ESPIRITUAL
Mons. Cayetano Saladino – 10-10-10
Rom 7, 18-19 Sé que nada bueno hay en mí, es decir, en mi carne. En efecto, el deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. Y así, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.
Hay una tensión entre espíritu e instintos, emociones, sentimientos en lo que hace nuestro ser hombre.
Ser hombre abarca:
- Lo sobrenatural / divino
- Lo propiamente humano que hace a la razón / voluntad
- Lo animal, lo primitivo
En estas realidades hay algo que transformar pero esto no significa negar, rechazar, mutilar, sino sublimar, enaltecer, transfigurar.
Todo el hombre está necesitado de transformación. Debemos elevar lo que es propiamente humano razón y voluntad y lo animal, los bajos instintos, elevándolos hacia lo superior, hacia lo sobrenatural, que es lo que hace el Espíritu y adonde debemos llegar.
Hacer lo contrario es degradar al hombre, ver las cosas desde los instintos, rebajar la razón y la voluntad.
Secreto: saber tirar hacia arriba y superar todo lo que tira hacia abajo. Encauzar las tendencias e impulsos.
Para eso hay que tener grandes ideales.
Una idea maestra que se hizo vida en nosotros. Un poco lo recibimos y otro poco con nuestra índole personal, y lo que éramos y lo demás lo debemos ir construyendo.
¿Los ideales no son de los jóvenes? ¿Por qué no también de los mayores y de todo tipo de personas? Hay que tener ideales hasta el último instante de nuestra vida, como la estrella luminosa que ilumina nuestra noche.
Si no los tenemos, podemos estar como ciegos sin ver. Debemos buscar siempre lo más alto, lo mejor y huir de todo lo que nos achica y nos mande hacia abajo.
Siempre deben aparecer los modelos y arquetipos.
¿Cuáles son nuestros modelos de vida? Los niños y adolescentes quieren parecerse a alguien. Los adolescentes adornan sus cuartos con afiches, fotos. Los niños hacen dibujitos, cartelitos que demuestran muchas cosas, lo que tienen en su interior y lo hacen visible en sus manifestaciones externas.
Cuando se educa mal o no se educa se lleva a las personas de las tendencias más nobles. Si no preparamos a nuestros niños y jóvenes, van a ser tomados por las cosas que pululan y van a terminar tirados por el piso.
Dime lo que amas y te diré cómo eres.
La transformación es para el hombre una necesidad vital. Es vida de nuestra vida. Lo contrario es el vivir por vivir. Una vida sin ideales es algo fuera de lugar. Hacer lo que me gusta y no lo que me disgusta sin rumbo fijo es algo lamentable. Es la ley del vale todo y se termina en el caos. Siempre se descubre algo nuevo.
Hay que tener clara la necesidad vital de la transformación.
Hay fuerzas que encierran las tendencias primitivas del hombre. La transformación de lo primitivo y animal exige un tratamiento adecuado. Negarlo es ridículo, aceptarlo sin transformarlo es peligroso; hay que aprender a dialogar con nuestras fuerzas y tendencias primitivas, conocernos con la ayuda de las fuerzas sobrenaturales.
- Campo de los instintos, emociones y sentimientos comprensión
Instintos: aguijón, acicate, estímulo. Estímulo natural, conjunto de mociones y reacciones primarias, primitivas, no conscientes. “Me sacaron”. Reaccionar de una manera encauzada por la educación y formación a lo largo de la vida.
Emociones y sentimientos vivencias sensibles y sentimientos son manifestaciones de energías corporales de mayor o menor durabilidad.
1. emociones: reacciones súbitas de corta duración. Se acompañan de cambios físicos evidentes y pasajeros, susto, miedo, alegría.
2. sentimientos: estados afectivos de mayor durabilidad con manifestaciones físicas muy notorias aunque están instalados en el cuerpo persona que ama, que siente rencor (rostro crispado). El rencor nos puede cambiar la vida.
Los sentimientos y las emociones no son ni buenos ni malos, simplemente existen. Cuando se expresan, cambian y se transforman porque son transitorias. Cuando no se expresan quedan y ocupan un lugar en nuestro cuerpo, dolor de cabeza, de espalda, tics.
Emociones negativas: cólera, ira, miedo, inseguridad quedan saldadas a medida que se expresan y son capaces de transformarse en sentimientos positivos de confianza, seguridad, equilibrio, ternura.
Los sentimientos agradables, cuando se comparten se vuelven más gratificantes y el gozo que producen es mayor, crecen cuando lo compartimos con otras personas.
Las emociones y las acciones son el origen de las mociones, los hechos, los resultados.
Instintos:
- Gula Ante ciertos alimentos o cosas no se puede parar. Afán desmedido por la comida o la bebida. Flp 3,19 su Dios es el vientre.
- Impudicia. Sexualidad exacerbada por la vista, el deseo, imaginación, conversaciones. Gal 5, 19 Fornicación, impureza, libertinaje
- Codicia: Tendencia a poseer, retener, almacenar, lucir los bienes materiales. Deseo y afán desmedido. Gal 5,16-21
Las 4 P: Poder, Poseer, Placer y Parecer. Pseudos-valores del mundo. Dominio, riqueza, apariencia física y prestigio social. 1Tim 6,10 La avaricia es raíz de todos los males.
Emociones:
- Tristeza: melancolía que hace girar en torno a sí mismo. Sentimiento negativo de la vida. Lc 22, 45-46 Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza. Jesús les dijo:” ¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación”.
- Cólera- fuente de ira y agresividad. Incapacidad de perdonar, inhibe para dar y recibir misericordia. Produce la impaciencia airada. Col 3, 8-9 Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras. Tampoco se engañen los unos a los otros. (10 Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador).
- Desidia – incapacidad de ocuparse del presente. Desganamiento interior pereza, abandono. No dejarse estar. Jn 14, 1 No se inquieten, crean en Dios y también en mí.
Sentimientos:
- Envidia – nace del compararse con los demás por lo que son o lo que tienen. Es una tragedia cuando se vive en función de lo que no es o no tiene, en lugar de vivir en función de lo que tiene. Cada uno lo suyo, puesto en bien de los demás, dejando de lado toda envidia. Sant. 4, 1-2 ¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros? Ustedes ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan, envidian y al no alcanzar lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra.
- Celos – indica la tendencia a amar posesivamente al otro. Miedo a perder al otro, asfixia al otro y a uno mismo. 1 Cor 3, 2-3 Ustedes siguen siendo carnales. Los celos y discordias que hay entre ustedes, ¿no prueban acaso, que todavía son carnales y se comportan de una manera puramente humana?
- Miedo – es un sentimiento paralizador. No proyecto nada. Tener miedo ante preguntas claves de la vida. ¿Por qué y para qué vivo? ¿Adonde voy? ¿Seré capaz? Muerte miedo supremo. En las organizaciones no se hacen las cosas por miedo al fracaso. Jn 14, 27 ¡No se inquieten ni teman! Hay que combatir los miedos de modo adecuado.
No hay que negar, suprimir o rechazar, sino ennoblecer las realidades primitivas del hombre; hay que transformarlas. Se desfiguran a medida que van dominando al hombre y no se pone en la escala de valores. Es necesario tener claro el modelo y los espacios de transformación.
Preguntas para el pastoreo:
1. ¿Cuáles son las zonas conflictivas en el hombre después del Pecado original? Nombrar realidades conflictivas de hoy
- Se requiere transformación que no es mutilar ni rechazar, sino sublimar, enaltecer...
- Debemos llegar a lo sobrenatural. Saber superar lo que tira hacia abajo… tirar hacia arriba.
- Encauzar tendencias e impulsos.
2. ¿Qué es el ideal? ¿Cómo podemos concretarlo? ¿Es una necesidad vital? Modelos y arquetipos.
- Ideal: idea maestra que se hace vida en nosotros.
- Es necesaria la educación y la formación.
- “Dime lo que amas y te diré cómo eres”
3. ¿Sabes distinguir entre instintos, emociones y sentimientos? ¿Son buenos o malos? Dar ejemplos.
- Instinto: aguijón, acicate, estímulo – Reacciones primarias
- Emociones: tristeza (Flp 3,1ª) cólera (Col 3, 8-4) desidia (Jn 14,1)
- Sentimientos: envidia (Sant. 4, 1-2), celos (1Cor 3, 2-3) miedo/s (Jn 14, 27)
- Ni buenos, ni malos, simplemente existen.
EL HOMBRE TRANSFORMADO - MARCO ESPIRITUAL
3. El hombre transformado – Marco espiritual
P. Han Lim Moon - 9-10-10
Rom 8, 29. A los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos.
Dios desde toda la eternidad planificó que cada uno de nosotros reproduzcamos la imagen de Cristo. Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios.
¿De cuál de las tres personas divinas, quiso Dios que seamos imagen y semejanza?
Del Hijo.
Ser imagen y semejanza de Cristo, no en apariencia, sino por dentro. Estamos llamados según el plan de Dos, desde toda la eternidad a ser semejantes a Jesucristo, a reproducir la imagen de Cristo aquí en la tierra, perfeccionándola luego en el Cielo.
Esta semejanza incluye que tenemos que ir desarrollándonos en el tiempo para ser cada vez más semejantes a Él. Si no colaboramos con Cristo, podemos ser cada vez más diferentes.
2 Cor 3, 18 somos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso, por la acción del Señor que es Espíritu.
La transfiguración en Jesús, nuestro modelo, es un proceso.
En la transfiguración el rostro de Jesús era como el sol, sus vestiduras como la luz.
Colaboración:
1. Obediencia de nuestra parte a lo que el Espíritu Santo nos sugiera.
2. Permitir al Espíritu Santo que nos cambie nuestra mentalidad, conversión: cambio de manera de pensar.
3. Desarrollar nuevos hábitos santos (y no de palabra) con los demás hermanos de comunidad y en el ambiente donde uno está.
Ideal: Que el que nos ve a nosotros como cristianos, que vea a Cristo presente. Que seamos fiel reflejo de Cristo.
Ef 4, 15 que viviendo en la verdad y en el amor, crezcamos plenamente unidos a Cristo.
La madurez no depende de la edad, ni de tener éxito económico, ni de tener muchos títulos académicos.
La madurez de un cristiano es amar como Cristo ama, saber brindarse a los demás.
El cristiano tiene que crecer, no quedarse con el bautismo. No es maduro por ser bautizado, ni por haber recibido la primera comunión
La madurez se demuestra a través de la práctica de la caridad. Nuestro crecimiento físico tiene un límite, en cambio nuestro crecimiento espiritual es ilimitado. Muchos no tienen idea de que pueden crecer.
Crecimiento:
1. Desear crecer.
2. Decidirse a crecer
3. Hacer el esfuerzo por crecer
4. Perseverar en el crecimiento.
Dime qué deseo y compromiso tienes para crecer y te diré lo que vas a ser en veinte años.
El crecimiento es el proceso de pasar de la falsedad / mentira a la Verdad. La ilusión es virtual, no es la realidad. La verdad no es un concepto, sino una persona, Cristo.
La Palabra de Dios vale más para mí que lo que haga o diga el mundo, por más que sean mayoría.
Aunque todo el mundo lo haga, yo voy a seguir lo me indica la Palabra de Dios. Aunque todos lo hagan por tradición o costumbre, voy a hacer lo que dice Jesús. Aunque me digan que esto es lógico, si Jesús dice otra cosa sobre el mismo tema, prefiero optar por Jesús. Aunque sienta que es lo correcto, si Jesús dice otra cosa, hago lo que dice Jesús.
Jesús está por encima del sentido común y de la experiencia.
Jesus no nos salvó de una manera lógica, según el sentido común. Nos podría haber salvado de una manera mucho más fácil. Debemos obedecer al Señor, darle importancia a la Palabra de Dios y obedecer.
Leer, estudiar, memorizar la Palabra de Dios, repetirla.
Al repetir las mismas palabras del Señor, como uno lo ama, cada vez que repito sus palabras, me viene todo el sentido y la vivencia del la Palabra de Dios a mi corazón. La persona se hace presente. Shema Israel. Dt 6, 4-9
Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte. Átalas a tu mano como un signo, y que estén como una marca en tu frente. Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes.
Cada vez que ustedes lo dicen en voz alta, van a recibir la fuerza de la Palabra de Dios. Dios me está hablando, y esto les va a ayudar en su vida.
Meditar
No basta saber la Palabra de Dios, sino que hay que ponerla en práctica. Ayuda tener una libretita y a qué me movió la Palabra, las resoluciones. Si lo dejo en el pensamiento, no pasa nada. Hay que planificar un horario para leer la Palabra y hacer oración.
Si no, todo es mentira, ilusión.
La verdad se hace real cuando uno pone en práctica la Palabra del Señor. Es fundamental aplicar la Palabra del Señor a la vida diaria.
La postergación es una tentación del demonio.
A través de los problemas, tenemos ocasiones favorables para crecer. Es una oportunidad para crecer, para confiarse en el Señor. Gracias a los problemas, podemos crecer.
A través de la tentación. El demonio quiere hacer que nos desviemos. Que tomemos el lado contrario de dónde tendría que ir hacia el Señor.
Cinco pasos de las tentaciones:
1. Sugestión: muestra algo. La tentación entra por los ojos. (PC, TV, recuerdos, imaginación). El demonio tiene poder para mostrarnos una imagen agradable o desagradable.
2. Diálogo: “Esto estaría muy bueno para vos”. Pone los mejores argumentos lógicos para convencernos.
3. Batalla
4. Acceder. “bueno, vamos a probar”. Consentimiento.
5. Ser preso de la tentación, Se acostumbra y automáticamente, sucumbe.
Cómo se vence:
La tentación, aunque sea lo más desagradable, no es pecado. Debemos recordar, cuando viene la sugestión de cortarla de entrada. (Gula, lujuria, avaricia, tristeza, ira, asedia, vanagloria, soberbia). Mientras uno dialoga, no puede rezar. Nos ayuda saber en qué punto somos débiles.
Si caemos, invocar enseguida al Señor, para no recibir otros golpes más.
Si la sugestión es muy fuerte, ayuda cambiar de actividad (huida), y también hablar con otra persona sensata.
Observar qué pasa cuando nos enojamos, nos deprimimos, tenemos miedo, etc…
¿Por qué se tarda para crecer? Porque somos lentos para aprender, y tenemos muchas cosas de las cuales tenemos que despegarnos. Dejar de lado lo que no me sirve. Tenemos miedo de enfrentarnos con nuestra propia verdad. Dios siempre trabaja a favor de nuestro crecimiento, aunque uno no lo sepa.
Preguntas p/pastoreo:
1. ¿sabías que en el plan eterno del Padre estás llamado para reproducir la imagen de Jesucristo? (Rom 8, 29)
2. ¿sabías que existe un crecimiento espiritual? ¿Cómo se diferencia la madurez cristiana de las demás “madureces” humanas? No depende de la edad, ni del éxito económico, sino del amor, de saber amar como Cristo ama y darse, brindarse a los demás a la manera de Cristo
3. ¿cuáles son los 4 verbos para el crecimiento espiritual? Desear crecer, decidirse a crecer, hacer el esfuerzo, algo concreto por crecer, perseverar en el crecimiento.
4. ¿por qué la verdad es fundamental para el crecimiento espiritual? Porque el crecimiento es el proceso de pasar de la falsedad o mentira a la verdad.
a. 3 acciones para permanecer en la Verdad (la Palabra de Dios) Leer la Palabra, estudiarla, memorizarla y repetirla, meditarla
5. ¿es cierto que por medio de los problemas nos hace Dios crecer? Son una ocasión para confiarse en el Señor.
6. ¿es cierto también que por medio de las tentaciones Dios nos permite crecer? Sí, si hacemos lo contrario de lo que la tentación nos incita.
7. ¿cómo opera la tentación y cómo la vence?5 pasos de la tentación: sugestión, diálogo, batalla, acceder a probar, quedar preso de la tentación.
8. ¿por qué tardamos tanto para crecer? Porque somos lentos para aprender, tenemos miedo de enfrentarnos con nuestra verdad.
9. Cuéntale tu propósito concreto para crecer a los demás y después oren unos por otros orar antes de concluir el intercambio.
EL NUEVO ROSTRO DE CRISTO EN PABLO
P. José María Pichel – 9-10-10
El de Cristo es un rostro a contemplar. El rostro que vieron brillar los discípulos. El Hijo vuelto al Padre. La voz del Padre respondiendo a una actitud de Jesús: Jesús estaba orando.
El Rostro que nosotros queremos contemplar. Podemos ver el reflejo del rostro del Padre en el rostro de Jesús. Jesús dijo que el que lo ve, ve al Padre. El rostro filial de Jesús nos habla de la paternidad amorosa de Dios. Cuando contemplamos el rostro de Cristo, somos alcanzados por el poder de lo que contemplamos y se va produciendo una transformación. Nosotros queremos avanzar en nuestra transfiguración interior. Nos transforma en lo que contemplamos. Uno se va asimilando a lo que es el centro de nuestra vida. Contemplar el rostro de Cristo es un camino para lograr nuestra transformación.
2 Cor 3, 18 es una palabra clave que nos revela ese camino de transfiguración interior.
Todos nosotros que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa imagen cada vez más gloriosa.
Es la experiencia singular de Moisés, cuando bajaba del monte le brillaba el rostro. Nuestra experiencia es más profunda. Estamos en la Nueva Alianza. Es como un llamado: hay que entrar en este camino, que es ofrecido a todos.
Hay un camino progresivo. De gloria en gloria, a medida que intimamos con Jesús, el Señor.
Si miramos una foto de Carlos de Foucault, vemos que su rostro está iluminado, sus ojos parecen dos faroles. Carlos se pasaba muchas horas en soledad absoluta en el desierto, contemplando la Eucaristía.
A la gente que pasa mucho tiempo a los pies del Señor, se les nota la expresión en el rostro, en el tipo de mirada, la paz, la profundidad, la hondura. En la fe contempla el rostro de Cristo.
1 Cor 2, 16. Nosotros tenemos la mente de Cristo
¿Quién conoció la mente del Señor para instruirle? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.
La mentalidad, la manera de pensar. Es una configuración interior de Jesús. A medida que intimamos con el Señor, se van haciendo nuestros los sentimientos de Cristo. Tenemos que llegar a configurarnos con la manera de querer y de sentir de Jesús.
Pensar y sentir como Jesús es la meta de nuestra transformación interior
Flp 2, 5-6 Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús.
Gal 2, 20 Ya no vive él, sino Cristo en él.
La meta de este proceso de transformación es una identificación completa con Cristo. En un punto de su crecimiento ese ego fue desplazado y allí está Cristo.
Esta meta última la logramos más allá de esta historia. ¿Qué pasará con nosotros cuando estemos en la gloria de Dios? Es nuestro último destino. Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre.
1 Jn 3 Ahora somos hijos de Dios, pero lo que seremos después todavía no se ha manifestado. Cuando se manifieste seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.
Es nuestra vocación inicial. Estamos hechos a su imagen y semejanza. Todavía no sabemos lo que es el verdadero hombre, sabemos lo que es la semilla del hombre. Lo vislumbramos en Jesús.
Tarea: Dios no nos glorifica sólo para estar felices, desea que la gloria que contemplamos en el rostro de Cristo se transforme en nuestra irradiación. No se pone la lámpara bajo del mueble sino arriba para que dé luz.
Ef 5,8 Vivir en la luz, en un tipo de conducta.
En otro tiempo eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz.
Podemos tener la gracia y no hacerla conducta, manera santa de vivir.
Examinen qué le agrada al Señor para caminar en sus sendas. Lo que caracteriza a un hijo de la luz, es la nueva vida.
Disciernan
No participen más en las obras de las tinieblas. Antes bien, denúncienlas, proféticamente, contraponiendo una nueva y distinta manera de vivir que va a avergonzar a los que todavía viven mal.
Mt 5, 13-15 Los discípulos están llamados a impactar, irradiar, hacer algo en su entorno.
Advertencia: tenemos la tentación de esconder la luz en lugar de manifestarla. Cuidar que la riqueza de la nueva vida en lugar de manifestarla, la escondemos. Cuando uno disimula su condición cristiana en un ambiente hostil. El temor que nos retrae y nos hace ocultar nuestra verdadera condición.
Sal si pierde su sabor con qué se la volverá a salar. Si desvirtuamos la sal, perdemos lo característico y nos mimetizamos con el entorno.
Citas de salmos 34, 6 Los que miran al Señor quedarán radiantes; 67,2 Que haga brillar su rostro ante nosotros; 80, 4 Restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Resumiendo:
1. Contemplación del rostro de Cristo, intimidad.
2. Transformación de nuestra vida semejanza cada vez más profunda con el Señor.
3. Discípulo transformado que está en condiciones de irradiar con sus actitudes, de manera que la luz del discípulo llegue a todos los hombres.
4. La Palabra tiene que llevarlos a la presencia y allí dejar que vaya transformando nuestra vida.
Preguntas p/ pastoreo:
1. ¿Qué pasa con nosotros cuando contemplamos el Rostro de Cristo?
Texto de referencia: 2 Corintios 3, 18
2. Como personas transformadas por la gracia, irradiamos algo de la presencia de Dios. ¿Te ha tocado ser luz en medio de las tinieblas?.
Textos de referencia: Efesios 5, 8-13 Filipenses 2, 14-16
LA NUEVA VIDA DEL DISCÍPULO
1. La Nueva Vida del discípulo
P. José Romero – 9-10-10
¿Qué es la gloria de Jesús? Su divinidad.
¿Tenemos nosotros algo que ver? ¿Vamos a recibir algo? Como el gusanito que se transforma en mariposa.
En la transfiguración Jesús cambia de forma interior. ¿Jesús allí les mostró su gloria? No. Si les llegaba a mostrarles su gloria, los mataba. Es tan grande Dios que el ser humano, cuando no está preparado, no lo puede ver. Los sufrimientos y la purificación son la forma de prepararse.
Cuando Jesús le mostró la gloria de Dios a Juan siendo ya anciano, éste cayó al suelo como muerto en la isla de Patmos. Su gloria sólo la podremos ver cuando seamos transformados, resucitados en Él. Cuando el gusano se transforme en mariposa.
En la transfiguración cambió de forma y empezó a brillar. La transformación no vino de arriba sino de adentro. ¿Qué les mostró? Al hombre nuevo, cómo vamos a ser nosotros después que seamos transformados, resucitados.
¿Cuántos sabemos que hay una nueva criatura dentro de nosotros? Tu rostro está lleno de la luz de Dios, estás transformado, transparente, luminoso. La nueva creación anda siempre vestida de blanco, con ropa resplandeciente.
¡Si el Espíritu Santo nos abriera los ojos y nos viésemos como Él nos ve, llenos de luz! Por la calle camina el hombre viejo, pero el Espíritu Santo ve en nosotros a la Nueva Creatura, la presencia de la Trinidad en nuestro corazón. Especialmente quien come su Carne y bebe su Sangre. Jesús lo dice: Vendremos a Él. No le prestamos atención porque no tenemos oración personal, contemplación.
Pedro quería quedarse. Nosotros estamos siempre ocupados. En el Cielo, sólo alabaremos, bendeciremos a Dios. Allí veremos las maravillas de Dios, la ternura, el gozo.
Cuando se manifiesta la Nueva Creación, se aparecen dos muertos vivos: Moisés y Elías. Estaban hablando de su partida.
Jesús, el Nuevo Hombre habla con el escritor del Éxodo.
Para la Nueva Creatura, la Palabra, como Moisés está al lado tuyo, Jesús está al lado tuyo. Son Palabras Vivas. Jesús vivo en la Palabra, y vivo en el Pan, en la Eucaristía.
Si la Palabra no es viva en tu vida, es porque la lees como vieja creatura. Cuando está viva es una espada de doble filo porque toca los vicios, los defectos y te revela la gloria que tenés aquí, en este mundo.
Moisés le hablaba del éxodo de Jesús. Dentro de unos días vas a tener tu propio éxodo, los vas a sacar de una esclavitud y los vas a llevar a la gloria de Dios.
La Palabra te declara hacia dónde vas. Los hombres del mundo no saben de dónde vienen ni adónde van.
¿Sabes lo que Dios quiere hacer en tu vida? Te habla de su propósito, de su plan, de tu dirección en la vida.
Pedro ve todo eso, y dice: ¡Ah! Fenómeno. ¡Ya llegamos al Cielo! Edifiquemos tres templos, tres organizaciones. Hace 2.000 años que estamos tratando de poner una bandera, un rey. Pero Dios dice: Esto no es una organización. Este es mi Hijo muy amado, en el cual he puesto mi complacencia. A Él, escúchenlo.
Nietzsche dijo: El Verbo se hizo carne y la Iglesia se hizo piedra. Con los templos, pero también con la dureza de nuestro corazón. Nos falta ternura, dulzura. Hay que romper esa piedra.
Si vas a escuchar a Jesús, tenés un problema. El te dice: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Yo soy el hijo de Dios vivo. Dios quiere ser adorado en espíritu y en verdad.
La vida de los cristianos es una vida interior, de contemplación.
Pedro y los apóstoles se entregaron, dejaron todo.
Hay que aprender a ser discípulos. Cayeron al piso postrados.
Jesús les dijo. Ahora que entendieron, vamos porque hay trabajo que hacer. Hay que formar comunidades, hay que misionar todo el año. Hay que ser apóstoles y testigos.
¿Para expulsar demonios? ¿Sanar enfermos? ¿Qué se necesita?
Tener fe. La Sangre y las Llagas de Cristo tienen poder.
Simón, hijo de Jonás le falló a Jesús. No sólo eso, sino que también lo negó. Es el triple traicionero.
Pero Jesús está buscando al nuevo Pedro. En el día de Pentecostés, el Espíritu Santo desciende y llena a Simón, hijo de Jonás y el Espíritu de Dios lo transforma y de repente es ese hombre lleno del Espíritu Santo que empieza a predicar poderosamente. Ya desde ese momento estaba resucitado, transformado, resucitado. Estaba tan lleno de luz, que su sombra sanaba a los enfermos. Si lo hizo Pedro, lo podés hacer también vos. Quiero que tu luz resplandezca, nos dice Jesús. Esa luz ya está en nuestro interior.
Somos nueva creatura creada a imagen y semejanza de Dios. Si te vieras. Eres una creatura llena de luz, y esto no viene de ti sino que viene de Dios. El que contempla la gloria de Dios es transformado por el bautismo. Tenemos que pedir todos los días: Señor, aumenta mi fe.
Nos parecemos a Jesús. Cuánto más lo contemplamos, vamos de gloria en gloria hasta que vayamos al Cielo.
Preguntas p/ pastoreo:
1. ¿Cuándo recibimos el Espíritu Santo, te transformó? ¿Cómo lo sabemos? ¿En qué se nota?
2. ¿Cómo está nuestro “hombre viejo” y “el nuevo”? ¿Nuestra luz resplandece en nuestra vida práctica… en nuestro compromiso apostólico… o vivimos con pretextos: no puedo, no tengo tiempo, estoy ocupado, etc.?
LUGARES DE TRANSFORMACIÓN
p. Ricardo León – 10-10-10
Dios actúa en nosotros a través de los espacios. Debemos ingresar en el Templo, ir al Santuario. Dios trabaja día a día, instante a instante, en el diario vivir, en los lugares donde nos movemos y frecuentamos.
Cada espacio es una posibilidad concreta de transformación. Estamos en la vida para realizar esa transformación, porque la fe tiene posibilidades ilimitadas.
Con el poder de Dios y con nuestro propio esfuerzo, los vicios pueden ser transformados en virtudes, pero nosotros debemos hacer una opción: aceptar el desafío de protagonizar nuestra vida.
Sentido profundo de nuestro existir.
¿Para qué fuimos creados y luego redimidos por el Hijo de Dios? Fuimos creados para pertenecer a la familia de Dios.
- Dios nos crea con su Palabra para que seamos familia humana, para que habitemos esta gran casa que es el mundo entero, como dice Benedicto XVI. Somos una familia humana que habita el mundo.
- Por la Palabra de Dios, somos hechos familia de Dios a través del bautismo. Cuando hay un bautismo, todos deberíamos ir a la Parroquia, porque es la familia del Pueblo de Dios que somos todos, que crece. Son nuestros hijos los que nacen, nuestros hermanos. El bautismo no es una acción privada. Es uno de nuestra familia que nace. Los cristianos, somos de la familia. Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. Y esta es una familia para siempre.
La familia natural se acaba con la muerte. En la tierra Dios nos da la riqueza de su gracia, bondad, poder, gloria, sabiduría, misericordia, pero en la eternidad nos va a dar mucho más. Nos va a dar estar para siempre con Él. No va a haber noche, vamos a ser completamente transformados en Cristo, libres de la pena, de la muerte y del sufrimiento. Nos asignará puestos de servicio, vamos a poder compartir la gloria de Cristo.
Por el bautismo y la fe en Cristo, somos parte de la familia de Dios. Debemos amar a todos, especialmente a los miembros de la familia de Dios. Si somos evangelizadores, misioneros, el primer testimonio que no puede faltar es que nos amemos los unos a los otros. Donde está el amor, está Dios (1 Juan 7), Dios es amor (B XVI). Nos salvamos en familia, en comunidad.
No son nuestras creencias doctrinales lo que convence a los demás. Pablo insiste que debemos aspirar al don del amor. El amor no puede aprenderse en el aislamiento. Necesitas estar rodeado de personas insoportables, imperfectas, molestas, imbancables. No las que vos elegís, sino las que están ahí para transformarte. Lo que más importa es el amor. La vida sin amor no tiene sentido. El amor dura para siempre. El amor va a ser la norma para evaluarnos.
Haga lo que haga hoy quiero dedicarme a amarte y amar a los demás, debería ser nuestra oración diaria.
La gente se da cuenta de que la queremos cuando le damos tiempo. El tiempo es la mejor expresión de amor. TIEMPO. Siempre que dediques tu tiempo, estarás haciendo un sacrificio. El tiempo es sagrado.
Deberíamos preguntarnos: ¿Las relaciones interpersonales son importantes en mi vida? ¿Les doy prioridad?
¿A qué estamos llamados por el Padre? A ser sus hijos y a pertenecer a un cuerpo como miembros (Carta a los Romanos) A ser un órgano vital de un cuerpo con vida.
Cada uno es un organismo que está conectado con el cuerpo, que está unido al cuerpo. Cuando no vengo, a mi reunión de comunidad, por ejemplo, dejo un lugar vacío en el cuerpo.
Dios nos ha llamado a pertenecer. La Iglesia es parte del plan de Dios para el mundo. Cristo amó a la Iglesia y entregó la vida por ella. Los que más se dejan amar, más reflejan su amor. No es porque Dios los elige y los privilegia. Son como una esponja y hay otros que son como piedras. Es muy importante: Dios me comprometió a edificar la Iglesia. Tu fe, Pedro, va a servir para unificar la Iglesia. Esto también te lo dice a ti, que estás dentro de la Iglesia.
El Nuevo Testamento utiliza más de 50 veces la expresión unos a otros. Someternos/comprendernos/perdonarnos/llevar las cargas unos de otros. La Iglesia es un lugar para pertenecer y no sólo para creer. Necesitamos de la familia, de la comunidad para salvarnos.
¿Por qué es importante ser familia de Dios?
- Te permite identificarte
- Te saca del egoísmo, del egocentrismo
- Te ayuda a desarrollar virtudes
- El Cuerpo de Cristo te necesita
- Cristo te da distintos dones, ministerios, para compartir su misión.
- La comunidad, al estar comprometida, va a evitar que te apartes.
- Los que están a nuestro lado nos ayudan a cuidarnos, ninguno tiene la vacuna contra la tentación.
Dios crea a una persona en un contexto donde hay dos personas que me aman en la vida natural. Formar parte de una familia es saludable, es esencial para una vida sana. Dios tiene propósitos para cada uno, personas con quien vivir, principios para vivir, para desarrollar una profesión y poder vivir la vida.
Esto tiene su correlativo en la comunidad
1. El propósito se concreta en la Iglesia en la adoración, porque podemos concentrarnos en Dios.
2. La comunión nos capacita para enfrentar los problemas de la vida con paciencia.
3. El discipulado es la enseñanza de los apóstoles, que se reunían asiduamente para escuchar las enseñanzas de los apóstoles
4. El ministerio, el plan organizado en sectores y ministerios. Todo se hace en comunión. Allí se desarrollan los talentos.
5. En la Evangelización. Con el Evangelio comunicamos vida, la Buena Noticia de la vida de Dios.
En la tierra, lo más importante es la Iglesia, después de que Jesús murió y resucitó. Por algo la atacan tanto. Estamos llamados a ser miembros de la Iglesia, no asistentes o consumidores, a ser contribuyentes en la Iglesia.
El mundo quiere ponerse al servicio del mutuo egoísmo. Estar comprometidos con Cristo nos da la salvación. Con la Iglesia se construye la comunión, la acción del Espíritu por un lado, y por mi lado, mi compromiso. Si nosotros tuviéramos un verdadero compromiso, este salón estaría lleno. La vida en comunidad requiere compromiso. El significado de la vida es compartir. Jesús vivió en un grupo pequeño de discípulos. En la comunión verdadera experimentamos la autenticidad.
Es importante que en el grupo pequeño haya una auténtica comunicación. Se nota cuando la comunión es verdadera o falsa.
Falsa, la de Adán, la del hombre viejo.
Verdadera, la de Cristo con los doce Cuando se es honesto con lo que es y lo que sucede en nuestras vidas. Cuando se comparten penas, se revelan los sentimientos, los fracasos, se admiten las debilidades, se pide ayuda y la oración de los demás, se manifiestan las dudas, y se reconocen los errores.
Son actitudes que nos llevan a experimentar la reciprocidad: lo que a mí me pasa, también le pasa al otro. Podemos ayudarnos unos a otros. Y así
- Experimentamos la compasión
- Experimentamos la misericordia y el perdón
- Sólo el Espíritu Santo puede crear la comunión verdadera.
- Sólo el Espíritu Santo puede revelar el estado del alma, el pecado, el estado de gracia.
- En la Comunidad, el Espíritu Santo crea la comunión verdadera entre los creyentes y cultiva esa comunión con las elecciones que hagamos y los compromisos que asumamos.
Hay que tomar algunas decisiones difíciles y arriesgarse. Para cultivar la vida en comunidad se requiere:
- Sinceridad
- Humildad
- Amabilidad
- Confidencialidad, sigilo
- Un contacto frecuente. Es muy necesario ese contacto frecuente. El conocimiento recíproco es muy lento. Hace falta una estabilidad, tiempo, tiempo para reconocer mis defectos, para que el otro me perdone.
Dios nos da una vida larga porque sabe que nuestros procesos son muy lentos. Para que las personas sean sinceras y expresen sus profundas penas, necesidades y errores se requiere una atmósfera segura, que las haga sentir seguras y que puedan expresarse con confianza.
Dios odia los chismes, sobre todo cuando se los disfraza como pedidos de oración por una persona.
El perverso provoca contiendas y el chismoso divide a los buenos amigos. Los chismes provocan sufrimiento y divisiones y destruye a la comunidad. Enfrentar al que causa divisiones. El compañerismo de la Iglesia es más importante que cualquier individualidad. La comunidad no se construye siempre sobre conveniencia de cada uno, sino que se apoya en que la comunidad es necesaria para el crecimiento espiritual. Son como las estructuras que no se ven, pero que sirven de sostén. Hay que restaurar el compañerismo, las relaciones. Bienaventurados los que trabajan por la paz. La comunión es un trabajo, un esfuerzo.
Cómo se restaura una relación que se ha roto:
1. Hablar con Dios antes que con la persona.
2. Tomar la iniciativa siempre. No esperar a que el otro venga a que se cree la situación. Animarme y ser valiente.
3. Ser comprensivo.
4. Confesar nuestra parte en el conflicto.
5. Atacar el problema, no la persona.
Para poder salir de la situación, hay que cooperar. Es lo que hizo Jesús. Puso su cuerpo, su sangre, todo. Es muy importante hacer el hincapié en la reconciliación, no en la solución. Como me reconcilio con vos, pensar en la persona. “Vos sos más importante que el jamón”. Tenemos que cuidar a la Iglesia, porque la Iglesia es como el hígado: cuida mis niveles de colesterol. De qué le sirve al hígado ser bonito si está haciendo algo en beneficio de todo el cuerpo.
- Decídete a animar
- No debemos criticarnos, compararnos ni juzgarnos, cuando criticas lo que otro creyente está haciendo con fe y convicción serena.
- No debemos criticar a otros creyentes cuando sus acciones son distintas a las nuestras.
- Todos seremos juzgados por el Justo Juez.
Cuando juzgo:
- Pierdo mi comunión con Dios
- Saco a relucir mi propio orgullo o mi inseguridad.
- Me coloco bajo el juicio de Dios
- Daño a la comunión de la Iglesia.
En síntesis:
1. ¿Para que fuimos creados y redimidos por el Hijo de Dios?Para ser familia de Dios
2. ¿En qué consiste la vida? La vida consiste en amar (darle prioridad al amor)
3. ¿A qué soy llamado por Dios Padre? Soy llamado a pertenecer, no sólo a creer.
4. ¿Qué necesito para pertenecer? Necesito otras personas en mi vida.
¿Además de la fuerza del Espíritu Santo, qué requiere la vida en comunidad? La vida en comunidad requiere compromiso.
5. Si la vida se resume en aprender a amar, ¿vale la pena restaurar las relaciones? Siempre vale la pena restaurar las relaciones.
6. ¿De quien depende la unidad de mi familia y de mi comunidad? Es mi responsabilidad proteger la unidad de mi Iglesia/comunidad.
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CATEQUESIS BÁSICA DE ADULTOS E ITINERARIO CRISTIANO
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